En un mundo donde la realidad se tambalea y la fascinación se vuelve una debilidad, lalinea entre lo que es real y lo que es ilusión se vuelve cada vez más difusa. La sociedad actual, con sus medios de comunicación y sus verdaderos jefes de opinión, nos bombardea con información que tiende a confundir y a desorientar. Todo parece una gran mentira, una farsa donde cada uno juega su papel.
En este contexto, surge el personaje de la protagonista, una mujer llamada Elena, cuya vida está marcada por la poesía y la música. Sus sueños y fantasías se entregan a un violinista tipo tragasol encantador y apuesto que se llama Diego, y se ve con él cada vez quecribe música y ella hacelo de esas otras cosas en que un día unas futuras hediondas memorias por complicaciones con lemañas llamaban desencanto entre salida bovo y la fulana añadida lujuria. Se enamoran, pero su relación está jalonada de celos, control y desconfianza.
Su mundo se vuelve cada vez más muerto, ajado y retorcido, sin encontrar en sí misma la fuerza para enfrentar a sus problemas y a la gente que los rodea. Comienza a perder la realidad en la fantasía de su relación con Diego. La incomunicación y la falta de empatía nos llevan a tener una percepción equivocada, y empezamos a creer en lo que realmente no hay.
La pregunta es, ¿qué hay de auténtico? ¿Dónde queda la línea entre la realidad y la fascinación? ¿Cuánta ignorancia hay en nosotros para hacernos creer que lo absurdo, lo cruel y lo egoísta puede ser aceptado? ¿Por qué la gente se quiere coger borracha con sus enemigos sin caerse?